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Los sabios entenderán y apoyarán, los demás difícilmente…

¡Lo que no hacemos nosotros mismos, los políticos no lo harán por nosotros!

¿¡Si los políticos no lo resuelven!?

¡Lo que no hagamos nosotros mismos, los políticos no lo harán por nosotros!

¿Porqué ellos harián ellos eso?

Los políticos que ahora están sentados con empleos muy ventajosos en todas las instituciones europeas, están ahí, en gran parte, gracias a sus conocimientos lingüísticos. Porque el día tiene sólo 24 horas, miles y miles de horas dedicadas al estudio y repaso de idiomas, esos funcionarios no pudieron dedicarse en la profundidad a sus propias especialidades. Así que, por consiguiente, mientras ellos son más competentes en lenguas, lo son menos en sus especialidades. Así pues, se nos presentan cono no especialistas que saben hablar.

¿Eso es bueno para nosotros?

Si los funcionarios de la UE apoyaran la introducción del Esperanto como una lengua comunicativa europea común, deberían aprenderlo, y eso es más trabajo que ellos ahora no necesitan hacer. Además, y mucho peor para ellos sería que éstos „poseedores de trabajos ventajosos", por medio de la introducción de una lengua común, perderían su ventaja en comparación con los especialistas. Esos especialistas rápidamente aprenderían Esperanto, y gracias a su mayor competencia, serían mejores candidatos para esos empleos ventajosos. Para los ciudadanos, ciertamente ello sería mejor.

La visión oficial de una pregunta sobre lenguas en Bruselas está clara

El comisario europeo para las lenguas (Ján Figeľ) dijo literalmente:
„En la descripción de mi agenda de comisario está explícitamente mencionada la pluralidad de lenguas. No es sólo azar, las lenguas no son sólo medios de comunicación. Ellas contribuyen al mejor conocimiento recíproco de culturas europeas, y propocionan una posibilidad real de alcanzar, por medio de ellas, una más profunda comprensión entre los ciudadanos de Europa. La política de la pluralidad de lenguas se esfuerza para garantizar la multiculturalidad, tolerancia y percepción de la ciudadanía europea. Generalmente, la destreza extendida en lenguas extranjeras juegan su rol de la misma manera, con opresión de xenofobia e intolerancia. Si queremos plenamente aprovechar la riqueza cultural, social y económica de nuestro continente, debemos comprendernos los unos a los otros".

Incluso, la persona totalmente sencilla fácilmente comprende que no es posible aprender treinta lenguas europeas, lo que asequraría „una intercomprensión más profunda entre los ciudadanos de Europa".

Evidentemente se trata de un deseo piadoso, sin ninguna posibilidad de realizarse. Es incomprensible que los políticos de la UE con un soplo rechacen una sola, realmente efectiva real y financieramente no muy costosa para, solución para el problema de la comunicación entre las naciones, por medio de una común lengua-puente de comuncación, que sido probado durante 120 años: ¡el Esperanto!

Los costos serían mucho menos grandes que con cualquier otra solución ...

¿La UE está guiada por ciegos?

Los dirigentes de la UE deberían tener al menos un ojo. Si los ciegos nos guiaran, entonces nos esperaría un futuro muy malo. Los ciudadanos frecuentemente tienen la impresión de que las instituciones europeas se vuelven un depósito para los políticos jubilados. Los conceptos lingüísticos de los funcionarios culminados de la UE hacen recordar acerca de la afirmación, de que es posible arar también con un par de bueyes. Premislo el arador trabajó de la misma manera, y muy exitosamente, así pues los bueyes en el mundo tampoco faltan.

Sustituírlos por personas capaces

En el 2009 habrán nuevas elecciones para el parlamento de la UE. Depende de los votantes, analizar lo que para ellos verdaderamente hicieron los candidatos, a los que dieron sus votos.

¿Acaso ellos cumplieron sus promesas o sólo rascaron su monedero?

En el caso de desconteto, el votante debería dar su voto a otro candidato con un programa sólido. La solución de la comunicación lingüística es ciertamente el problema más urgente, que se necesita finalmente resolver. ¿Tenemos candidatos que son conscientes del problema?